En el fascinante mundo del vino, la paradoja a menudo aguarda entre las burbujas. Un ejemplo destacado es el espumoso Blanc de Noirs, un elixir que desafía las expectativas al ser blanco a pesar de proceder de uvas tintas, en este caso, la noble variedad Pinot Noir. En este intrigante viaje sensorial, nos sumergimos en el encanto de J&C Milesimé Blanc de Noirs, un cava que redefine la elegancia en cada burbujeante sorbo.
Juvé & Camps, conocida por sus cavas de alta calidad, da vida a este Blanc de Noirs con una maestría incomparable. La elección de la uva Pinot Noir, emblemática por su fruta roja y crujiente, revela un protagonismo que desafía las convenciones. El Milesimé, expresión máxima del terroir de esta bodega, es un testimonio de la meticulosidad en la vinificación.
La magia comienza en la viña, donde las uvas tintas se transforman en un jugo casi etéreo mediante un prensado delicado, un acto que podría compararse con capturar el alma de la uva. Este néctar resultante, maduro y fresco al mismo tiempo, es la esencia de un vino grácil y cautivador. Cada sorbo es una experiencia sensorial única, donde la fruta cobra vida con una personalidad magnética.
Para que el jugo de esta uva tinta Pinot Noir no tome coloración, retiramos el hollejo una vez la uva es prensada muy delicadamente. De esta manera, evitamos que se transmita el color al mosto. Es un proceso extremadamente sensible, al que dedicamos nuestro máximo cariño y dedicación.
La crianza de 36 meses aporta complejidad y equilibrio, una danza en barricas que matiza el carácter vivaz de este espumoso. Osado y rebelde, el J&C Milesimé Blanc de Noirs desafía las expectativas al descorcharlo, añadiendo un punto de atrevimiento a la experiencia. Cada burbuja efervescente es un testimonio de la maestría enológica, creando una sinfonía de sabores que danzan en el paladar.
J&C Milesimé Blanc de Noirs, con su armoniosa fusión de la uva tinta Pinot Noir, nos invita a explorar un universo donde la elegancia y la rebeldía se entrelazan en cada copa, brindando por la audacia de desafiar las reglas y crear algo extraordinario. A primera vista es un espumoso dorado, pero al recibir el reflejo de la luz se percibe esa alma de Pinot Noir que se muestra después exuberante en la nariz: frutas blancas y de hueso que se rodean de atractivos aromas a bayas rojas y cerezas frescas recién cogidas, miel de flores, pain grillé y una alegre punta cítrica que despierta la curiosidad por beberlo. En la boca vuelve a aparecer, jugosa, la fruta roja en su punto, que baila al son incansable de las burbujas formando un conjunto cremoso y fresco, elegantemente intenso.
