El mundo del vino es tan amplio e interesante que, en muchas ocasiones, podemos confundir conceptos. Es el caso de la decantación y la oxigenación. Ambas técnicas se desarrollan con el mismo instrumento: el decantador. Por ese motivo, muchas veces no utilizamos el término correcto para definir la acción.
¿Qué diferencia la decantación y la oxigenación de un vino?
La decantación y la oxigenación de un vino guardan algunas similitudes, pero tienen finalidades diferentes y debemos conocer qué vinos es necesario decantar u oxigenar.
Veamos las diferencias entre decantación y oxigenación con una definición muy clara y breve. Decantamos para separar el líquido de los posos que el vino pueda tener. Oxigenamos para potenciar algunas características del vino y mejorar la calidad, ayudando a aflorar aromas y sabores distintivos.
¿Cuándo debemos oxigenar y cuándo debemos decantar un vino?
La edad del vino es determinante para saber si debemos oxigenar o decantar. Los vinos añejos se decantan, pues su crianza es más larga y es más común que se formen sedimentos.
Por el contrario, un vino joven se oxigena para despertar los matices después de su estancia en botella. Para este proceso, no siempre es necesario utilizar un decantador. Podemos oxigenarlo abriendo la botella entre 1 y 3 horas antes de servirlo.
¿Cómo decantar un vino?
Antes de iniciar el proceso, huele y cata el vino para saber si es necesario realizar la decantación. En caso de que sí, vierte con suavidad el vino en el decantador, procurando que el líquido se deslice por las paredes del recipiente.
El tiempo de permanencia en el decantador será diferente según la antigüedad del vino, pero recomendamos que no sea superior a 10 minutos. La decantación debe hacerse en el último momento antes de servirse.
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